La Revolución y el BusCaracas: Crónica de la Improvisación y el Fracaso

Es impresionante como las obras expresan a veces todos lo que sus creadores son, incluso algo tan impersonal como una obra de infraestructura de las características del BusCaracas. Simplemente el BusCaracas y su hasta ahora innegable fracaso, ha pasado a convertirse en un gran monumento al desastre que es la Revolución Bolivariana, a todo lo que ha dejado de ser y que nunca será; un producto de un capricho que avanza sobre la improvisación y una seguidilla de errores.

El BusCaracas ES la Revolución Bolivariana.

Como la mayoría sabe, el proyecto comenzó a ejecutarse en 2008 bajo la gestión del ahora Diputado Freddy Bernal, luego de una escueta promoción y de unas cuantas polémicas iniciales con los choferes de las rutas existentes. El sistema se planificó semejanza de proyectos parecidos a los existentes en otras ciudades, como el Metrobus de México DF, el Metropolitano de Lima o el más cercano Trolebus, en Mérida; pero si algo notamos desde un inicio los que hemos tenido la oportunidad de usar esos servicios, es que aquellos circulan sobre avenidas anchas, de al menos 3 o 4 canales de cada lado, dejando espacio para los vehículos particulares y algunas rutas remanentes de transporte superficial. El Buscaracas simplemente NO CABE; ni en la Avenida Fuerzas Armadas, ni en la Nueva Granada, ni en ninguna de las angostas avenidas donde pretenden meterlo.

El BusCaracas está fuera de lugar, como igual fuera de lugar está la Revolución Chavista en Venezuela y América Latina; es producto de un contexto desfavorable, salido del capricho de unos pocos y sustentando en la amplia ignorancia de muchos.

Mal planificada como estuvo desde un principio, con lagunas en los planos, pues la otrora gran obra del transporte superficial sufrió reveses y retrasos, en la mayoría de los casos, producto de factores totalmente predecibles (como un tubo que hubo que reubicar en la Fuerzas Armadas para seguir con la construcción del canal, y que atraso MESES la obra). Así, una obra que se suponía estaría lista para 2009, está aún en proceso y pretenden acelerarla de manera forzada e inaugurar un pequeño tramo cuanto antes…si, dos años después de cuando estaría completamente lista. Consecuencia: Todos los que transitamos por el empalme Av. Páez Fuerzas Armadas, debemos sufrir las penurias que describe este acertado artículo, que el diario Ultimas Noticias publicó hace un par de semanas.

El BusCaracas, entre desaciertos e improvisaciones, parece estar eternamente inconcluso. Eternamente inconcluso, como la cruzada heroica del Líder Máximo, que pasó de no hablar de reelección a pedir hasta el 2021, y ahora hasta el 2031, todo entre cambio de lemas, ideologías, teorías y catedráticos, como Dieterich o Chomsky. A veces parecen avanzar, y uno siente cierta alegría al ver que ciertas mejorías comienzan a notarse…pero luego, al primer suceso “inesperado” (lluvias intensas o crisis eléctrica), se notan las costuras, todo se encharca, todo colapsa; en un día de lluvia, la Roca Tarpeya, como Venezuela entera en un día así, es un gran charco donde no sabes que hacer.

En todo este desorden, ni hablemos de la corrupción, que se regodea de manera cuasi orgásmica en medio de una fuente de recursos, que al carecer de Contraloría, fluyen sin control.

El BusCaracas es una imposición, que se dice de progreso, pero que en su avance, ha ignorado el dialogo con los transportistas y con los usuarios, dejándonos a todos perdidos en torno a cómo funcionaran las rutas una vez que el nuevo sistema de transporte este culminado (si es que alguna vez eso sucede). Así parece ser la Democracia Participativa en tiempos de Revolución.

La solución para el problema de transporte en Caracas es un tema de largo debate y planificación, que requiere la participación de los Gobiernos Municipales, Estadales y Nacional, bajo la asesoría de urbanistas y la coordinación de la Alcaldía Metropolitana (que al fin y al cabo, es su razón de ser). Es necesario integrar y coordinar la ampliación del Metro con la apertura de nuevos sistemas alimentadores (ferrocarriles, MetroCable, etc), así como es imperante el dialogo con los transportistas y la renovación de flotillas por busetas más grandes y eficientes, en rutas más claras y menos congestionadas. Sin esto, propuestas aisladas como el BusCaracas, no serán más que pan y circo para “el pueblo”, como resultó el MetroCable, que si bien hoy soluciona el transporte de muchos, sin la participación de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV (que originalmente formuló el proyecto), carece de un complementario programa de intervención urbana en torno a las estaciones, las cuales además terminaron convertidas en unas hipertrofiadas y amenazantes masas de concreto coronando los cerros.

Las propuestas son muchas, y muy valiosas. Esperemos que se deje de actuar con capricho y se escuchen las sugerencias de gente realmente preparada; para los problemas urbanos de Caracas no existe una suerte de Quimioterapia Cubana mágica, de esas que supuestamente curan los males rápidamente.