Hace unas tres semanas nadie se esperaba ver como varios gobiernos del Medio Oriente se tambalean en las manos de sus pueblos; hace 7 años nadie se imaginaba la importancia que cobrarían la redes sociales, así como quien les escribe pensaba que cuando se abrió su cuenta twitter, no estaba sino en otro de sus normales ejercicios de intrascendente egolatría. Este siglo XXI, cada vez más difuso y post-moderno, nos prueba cada día que nos equivocamos, que nada debe darse por sentado.
Pero si de algo debemos también cada día mas concientes, es que las nuevas formas de comunicación no representan sólo una maravillosa y poderosa manera de expresar los que sentimos a escala global, sino también una nueva forma en la que somos responsables de nuestros destinos como individuos que forman parte de una comunidad, una ciudad, un país o si lo prefieren, parte de una creciente “aldea global”. Este “ciudadano global” en el que nos estamos convirtiendo, va a ser un importante participante en la construcción de las instituciones reales que dibujarán el mundo del futuro; sin embargo, sus acciones irresponsables también pueden ser la causa de mas caos y desorden, si usamos estos nuevos “poderes” por la simple razón de que podemos hacerlo.
Como venezolanos, no es para nada extraño que nos sintamos profundamente identificados con lo que ocurre en Egipto, con una sociedad con una organización que desearíamos, que usando el 2.0 ha movido montañas y que ha logrado con Mubarak mucho de lo que nosotros soñamos con el Líder de esta “revolución indevolvible” (gracias Pedro Carreño por la poesía).
Sin embargo, es pertinente revisar hacia donde van esas protestas y peticiones de renuncia al indiscutiblemente autócrata de Mubarak; no hay respuesta para el mañana sin él, no hay un constructo legal o institucional que pueda complacer completamente las peticiones que se escuchan en la Plaza de Tahrir, mientras El Baradei como alternativa política suena interesante para el Mundo, pero no para un Egipto donde no es muy conocido que digamos. Quien les escribe también quisiera escuchar que renunció, que se montó en un avión y desapareció hacia los parajes desolados de la historia, pero no puedo dejar de medir las consecuencias. Una sociedad civil con el poder de cambiar sus destinos y empujar al dialogo que se acuerda mientras se escriben estas líneas es necesario, mas no una que crea que con un movimiento organizado pueden barrer con Gobiernos y cambiar tan radicalmente sus destinos; en el caso de Egipto esto sería aun más grave, siendo su Gobierno un importante interlocutor en todos los conflictos de la zona (con énfasis en la cuestión Israel – Palestina) y cuando los recientes hechos han inspirado levantamientos civiles en la región, que si bien podrían llevar a la construcción de nuevos y más estables modelos de gobierno, también podrían sumir a la región en un caos mayor al actual.
Estas acciones que no miden consecuencias también enmarcan en gran medida a Julian Assange y su Wikileaks. Unos meses luego continuo opinando que el revelar muchos de esos documentos es una acción prácticamente anárquica, que si bien no va a cambiar la Política Exterior de los países con gobiernos “serios” hacia Estados Unidos, pueden revelar pequeños detalles que afectarían a terceros o situaciones conexas, como conversaciones de paz o construcción de institucionalidades internas.
Seguir las protestas sin ver hacia donde se va o dársela de Anonymous apretando un botón y haciendo lo que quiero porque puedo, son acciones que se parecen más a la molesta Lolita de Belinda, que a las actuaciones que debería tener un “ciudadano global” del siglo XXI. Como dice Revolution 1 de The Beatles, “todos queremos cambiar al mundo”, pero los verdaderos cambios que nos permiten originar las nuevas herramientas 2.0 son aquellas que lleven “en cambio, a liberar tu mente”, a ayudar responsablemente a los demás a adquirir una conciencia del mundo, de las realidades maravillosas y crudas de esta aldea global en la que vivimos.
Si quieren véanlo así, en base a la música: Una sociedad construída en base a lo masivo, a lo lollypop que todos consumen sin saber por qué, versus una sociedad construida en base a un pensamiento verdaderamente revolucionario. Seamos “ciudadanos globales” responsables, el momento lo exige.
Estas nuevas generaciones interconectadas serán las que podrán construir un pensamiento global, donde exista una verdadera tolerancia a la diversidad en todas sus formas; las revueltas de Egipto no parecen llevarse sólo al gobierno de Mubarak, sino también muchos esquemas tradicionales presentes en esa sociedad, y eso va a trascender.
Si quieren leer mas sobre cómo este nuevo "Ecosistema Digital" puede configurar el mundo del futuro, los invito a leer este trabajo del Foro Económico Mundial: http://www3.weforum.org/docs/WEF_DigitalEcosystem_Scenario2015_ExecutiveSummary_2010.pdf
2 comentarios:
Wao, creo que hay un monton de ideas en lo que escribiste (todas buenas). Comparto totalmente el llamado a la responsabilidad de las acciones (incluidas las virtuales) que efectuamos a diario. Creo que la distancia entre lo virtual y lo no virtual se está haciendo cada vez más estrecha porque los efectos de las primeras sobrepasan el ambito virtual y viceversa. Me parece que no solo estamos logrando una sociedad más organizada a través del 2.0 sino también, como todo, estamos difundiendo vicios, conductas reprochables e irresponsabilidades (como Wikileaks)
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