En tiempos de la Guerra Fría, luego de los fracasos de EEUU en Vietnam y el desastre de Watergate, el 25 de Mayo de 1977, muchos estadounidenses vieron como una nave gigante pasaba por sobre sus cabezas, persiguiendo y atacando a otra nave, mucho más pequeña y aparentemente indefensa….el 25 de mayo de 1977, “Star Wars” (ahora Episodio IV) se estrenaba, dando comienzo a la larga e idolatrada saga de George Lucas, para muchos un simple despliegue de efectos especiales, pero en realidad, una revisión de muchos aspectos de la naturaleza humana. Para este post pienso ignorar hasta lo más resaltante, la figura de Darth Vader-Anakin Skywalker como un icono que no sólo trasciende la típica concepción mesiánica del héroe, sino que examina la ética, lo efímero de la diferencia entre el bien y el mal, así como las debilidades y fortalezas de todos los seres humanos; el centro aquí será, la reflexión que Lucas hace, implícitamente, de lo político y lo ético.
Estados Unidos no sólo es el país natal de George Lucas, sino también del Realismo Político (bueno, llamado así; claramente “El Príncipe” de Maquiavelo o “El Leviatán” de Hobbes, constituyen antecedentes claros a esta teoría), y la etapa luego de la 2da Guerra Mundial, la de mayor evolución de esta teoría y su aplicación como orientadora de la Política Exterior estadounidense. Los seis principios de Morgenthau, a veces muy maleables y discutibles en la teoría de “Politics among nations”, pasaron a ser firmes en la práctica de Henry Kissinger y otros Secretarios de Estado fieles a la Real Politik. La idea de concebir la realidad como un permanente conflicto por el poder, se hizo más necesaria en un EEUU cuyo principal objetivo era oponerse a la expansión de su antagónico, el bloque soviético. De este EEUU, cuyo armamento y apoyo a bandos anticomunistas en guerras internas estaba en pleno apogeo, salió Star Wars, presentándonos una “galaxia muy, pero muy lejana”, gobernada por un Imperio, que con esa nave interminable que pasa sobre nuestras cabezas, nos muestra de entrada como se sustenta en el poder militar. Esto se concreta, cuando conocemos a la mayor arma del Imperio Galáctico, la “Estrella de la Muerte”, que no es más que una estación espacial gigante con la mayor arma de todas, y que con tal de evidenciar el poder del régimen, destruye amoralmente un planeta entero.
Durante toda la primera trilogía, el Imperio se nos muestra como altamente militarista, con todos los recursos para generar legiones incontables de Stormtroopers, para invadir toda variedad de planetas con maquinas y armas, con naves tan grotescamente grandes que hacen que aquella inmensa que nos introduce a la saga, parezca un juguete….todo esto, frente a una rebelión oprimida, casi sin recursos y con poco armamento. La primera y la última película, concluyen cuando ambas versiones de la poderosa “Estrella de la Muerte”, son destruidas por el plan estratégico de los Rebeldes. Pero lo más resaltante, es como Lucas asocia este poder militar y amoral, a concepciones humanas. Este Imperio guerrerista, está liderado por seres malignos, seguidores y parte de “el Lado Oscuro de La Fuerza”…el separar las buenas acciones (la ética) de la política y lucha por el poder en torno al cual se concibe, se asocia a la más pura y absoluta maldad…una maldad que piensa en absolutos (palabras de Yoda), que actúa con agresión ante todo, que no le importa hacer lo que sea para conservar el poder. El final de la historia es el triunfo del bien, donde las grandes armas que oprimían a los pueblos, ya no existen… fueron destruidas por la Rebelión, que no solo no tenia recursos, sino que buscaba el bien común y se ayudo en gran medida de una raza, los Ewoks, aparentemente sub-desarrollada (del Tercer Mundo, para emplear los términos de los 80s).
En los 90s, con la Guerra Fría terminada y Estados Unidos aun sin ningún enemigo antagónico ante el cual definir ciertos aspectos de su identidad política, George Lucas decide revivir su “Star Wars”, no sólo con ediciones renovadas de las Trilogía, sino trayéndonos una nueva, que busca contar los antecedentes de lo que ya nos mostró. En esta nueva historia, Lucas nos muestra una nueva lucha oculta por el poder absoluto de una Democracia en decadencia, cuyos hilos son movidos por un solo hombre, Palpatine, quien ya sabemos, se trasformará en el Emperador, el malo más malo de la Trilogía Original….acá lo interesante es ver cómo este personaje va actuando para lograr su objetivo. La tenencia de capacidad militar, ya no es suficiente para definir el poder; al tiempo que el nuevo contexto internacional evidencia la insuficiencia cognoscitiva del realismo, llevándolo a un enfoque multidimensional, Lucas toma en cuenta lo legal, la influencia psicológica, lo económico, etc., como elementos que Palpatine busca controlar y manejar para alcanzar el poder efectivamente. Lucas nos muestra implícitamente ese realismo multidimensional con el que comulgan, y practican, Condolezza, Cheney, Hugo Rafael, Putin, El Parido Comunista Chino, etc, etc.
Este personaje se vale de una doble identidad para alcanzar sus objetivos. Como representante del pequeño planeta Naboo ante el Senado de la República, comienza a buscar popularidad política, mientras con su identidad de Lord del Sith (una vieja elite religiosa, por describirla de alguna manera) busca infundir miedo en el liderazgo de la Federación del Comercio. Con ambos objetivos alcanzados, ordena al poder económico, la Federación Comercial, que bloquee al planeta que representa, causando una coyuntura política en el Senado lo suficientemente relevante como para evidenciar que el único liderazgo posible es el de él (claro, muchos de los otros líderes políticos estaban bajo la influencia del miedo). Ya como Supremo Canciller, máxima autoridad en la República, necesita el control absoluto del único sector que podría oponerse efectivamente a su poder político, el sector económico. En presencia de una economía controlada por gremios y compañías monopólicas, busca agruparlas, una vez más usando el miedo de su identidad malvada, y a la Federación de Comercio, en oposición a la República que el mismo encabeza y que supuestamente las han perjudicado. Comienza una guerra en la que, sin que nadie lo sepa, encabeza ambos bandos…las Guerras Clones, no sólo hacen que se destruyan entre si los agentes políticos y económicos, sino que le da la excusa perfecta para, usando a la República, hacerse de un ejército que garantice su preeminencia en lo militar; al, con la manipulación más clara de las debilidades humanas, logra infiltrar y destruir la única institución que se le puede oponer, los Jedis, Palpatine se hace con el poder absoluto. Aquí, una vez se muestra al Realismo como salido del más inescrupuloso, amoral y manipulador de los seres…como muestra de la más pura de las maldades, el “Lado Oscuro de La Fuerza”.
El paralelismo que Lucas establece entre el mal, y los elementos del Realismo Político, parece mostrarnos una clara crítica a la forma en que las naciones occidentales (en su mayoría), encabezadas por EEUU, definen su Política Exterior. Sin embargo, Lucas no nos ofrece claramente una alternativo; los Rebeldes de la Trilogía original parecen concebidos ante el evidentemente fracasado, idealismo puro; los Jedis de la nueva trilogía, parecen acercarse en muchos momentos al pragmatismo, pero no claramente.
2 comentarios:
sam! BRILLANTE (cómo siempre)
:)
creo que podría leerse y dirigerirse más fácil y entretenidamente que esas guías de teoría I que leimos con franklin
nuloha
MUY BUENO SAM... MAS CLARO IMPOSIBLE
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